
Son las seis y treinta de este 20 de febrero del año 08 , el reloj marcaba el tiempo de una manera lenta y tranquila, eso pasa cuando uno espera que la felicidad llegue a la mesa en donde el café empezaba a enfriarse como los vientos que por esta época corren en Cartagena.
En un momento llego Tania, como siempre, llega rodeada de una mundo mágico de mariposas, nubes de colores y un aire que parece que la primavera fuera eterna, como lo es su presencia, pedimos dos cervezas, frías, con limón y sal como acompañante, ella sirve solo un poco primero, se ríe como si las mariposas estuvieran bailando a su alrededor y comenzamos hablando de su trabajo, su vida, sus instantes, hay tiempo para mirar y sentir la noche, el frio y uno que otro transeúnte que nos saludaba y nos permitía sentirnos aún mas vivos.
Estaba frente a ella y no dejaba de mirar sus ojos grandes, su voz en armonía con sus movimientos de manos y esa extraña manera de permitir que mi alma nunca la pueda olvidar. En un instante, llegó su primera y verdadera razón de vida, su hijo, hablo de la luna , el eclipse, del telescopio, de los amigos y de los negocios,, yo solo miraba, yo solo escuchaba y el con sus once años tenía tiempo para un helado y tomar fotos…
De repente Tania, como si fuera un ángel, llamo a un niño que tenia en sus rostro las figuras de la tristeza, la agonía, le hablo al oído, como una madre, le hablo al alma como una protectora, le hablo al viento para que Dios la escuchara, le hablo al corazón… una pequeña lagrima broto de la cara de este niño , luego se fue, yo volví a mirarla y pensé que es como esas mujeres que uno quiere congelar en el espacio, luego la abrace por medio del viento, no se dio cuenta, es una manera muy sutil de sentir su alma, como dijera el poeta “ Quiero entrar en el claustro de tu alma y transitar de tu mente los caminos,que me lleven a confines escondidos / a buscar en los anaqueles de códigos, aquellos que alteran tu sueño y tu vigilia. / Quiero descifrar el misterio escondido, que el destino te entregó como legado,/ ese que de un instante al que sigue transforma en llanto y angustia tu alegría, / paraliza tus manos ansiosas de hacer,enfría las caricias que quieres entregar y llena de nubes tu cúpula de luz….”
Luego otra cerveza, otra forma de hablar de mirar de encontrar en ella una razón mas para darle gracias a la vida, nos paramos de la mesa y como dos búhos azules perdidos en la noche nos pusimos a ver la luna, ver como cambiaba de color, como se pintaba naranja o roja o sencillamente como al igual que Tania, era tranquila, serena en ese momento, recordé la música del lado oscuro del corazón y alguna lagrima se resbalo en mi alma de papel. Le dije que guardara la luna…..
Otra cerveza, una piza y fuimos al encuentro de su hijo, allí nos sorprendió con las fotos del eclipse, allí me sorprendí, ella con su orden, su color blanco en las paredes y con “luna” alguien que camina despacio pero y seguro, ojala todos escucháramos a las tortugas, viviríamos mas tiempo….
La noche empezó a volver a lo normal, me despedí de ella, de su alma de sus mariposas, de sus ojos grandes, de sus manos , de sus palabras, de su rostro, de ese color que dan sus palabras y cuando salí para irme, me di cuenta que el eclipse se había terminado, creo que la culpa fue de Tania, muy fácil, ahora ella tiene la luna en su bolsillo espero que la guarde como yo guarde sus palabras ,sus momentos, en una noche en donde un eclipse me hizo llorar y sentir la alegría.
En un momento llego Tania, como siempre, llega rodeada de una mundo mágico de mariposas, nubes de colores y un aire que parece que la primavera fuera eterna, como lo es su presencia, pedimos dos cervezas, frías, con limón y sal como acompañante, ella sirve solo un poco primero, se ríe como si las mariposas estuvieran bailando a su alrededor y comenzamos hablando de su trabajo, su vida, sus instantes, hay tiempo para mirar y sentir la noche, el frio y uno que otro transeúnte que nos saludaba y nos permitía sentirnos aún mas vivos.
Estaba frente a ella y no dejaba de mirar sus ojos grandes, su voz en armonía con sus movimientos de manos y esa extraña manera de permitir que mi alma nunca la pueda olvidar. En un instante, llegó su primera y verdadera razón de vida, su hijo, hablo de la luna , el eclipse, del telescopio, de los amigos y de los negocios,, yo solo miraba, yo solo escuchaba y el con sus once años tenía tiempo para un helado y tomar fotos…
De repente Tania, como si fuera un ángel, llamo a un niño que tenia en sus rostro las figuras de la tristeza, la agonía, le hablo al oído, como una madre, le hablo al alma como una protectora, le hablo al viento para que Dios la escuchara, le hablo al corazón… una pequeña lagrima broto de la cara de este niño , luego se fue, yo volví a mirarla y pensé que es como esas mujeres que uno quiere congelar en el espacio, luego la abrace por medio del viento, no se dio cuenta, es una manera muy sutil de sentir su alma, como dijera el poeta “ Quiero entrar en el claustro de tu alma y transitar de tu mente los caminos,que me lleven a confines escondidos / a buscar en los anaqueles de códigos, aquellos que alteran tu sueño y tu vigilia. / Quiero descifrar el misterio escondido, que el destino te entregó como legado,/ ese que de un instante al que sigue transforma en llanto y angustia tu alegría, / paraliza tus manos ansiosas de hacer,enfría las caricias que quieres entregar y llena de nubes tu cúpula de luz….”
Luego otra cerveza, otra forma de hablar de mirar de encontrar en ella una razón mas para darle gracias a la vida, nos paramos de la mesa y como dos búhos azules perdidos en la noche nos pusimos a ver la luna, ver como cambiaba de color, como se pintaba naranja o roja o sencillamente como al igual que Tania, era tranquila, serena en ese momento, recordé la música del lado oscuro del corazón y alguna lagrima se resbalo en mi alma de papel. Le dije que guardara la luna…..
Otra cerveza, una piza y fuimos al encuentro de su hijo, allí nos sorprendió con las fotos del eclipse, allí me sorprendí, ella con su orden, su color blanco en las paredes y con “luna” alguien que camina despacio pero y seguro, ojala todos escucháramos a las tortugas, viviríamos mas tiempo….
La noche empezó a volver a lo normal, me despedí de ella, de su alma de sus mariposas, de sus ojos grandes, de sus manos , de sus palabras, de su rostro, de ese color que dan sus palabras y cuando salí para irme, me di cuenta que el eclipse se había terminado, creo que la culpa fue de Tania, muy fácil, ahora ella tiene la luna en su bolsillo espero que la guarde como yo guarde sus palabras ,sus momentos, en una noche en donde un eclipse me hizo llorar y sentir la alegría.